Cristobal Colón y el Fuerte Navidad

Sabemos que la flota que condujo a Colón a descubrir América estaba formada por tres barcos, dos carabelas y una nao: la Pinta, la Niña y la Santa María. Pero pocos saben que solo las dos primeras regresaron a España.

Veinte días después del descubrimiento de la isla “La Española”, actual República Dominicana y Haití; la Santa María, quedó encallada entre las rocas en la costa noroccidental. Fue un 24 de diciembre de 1492 – víspera del día de Navidad. Ante la imposibilidad de recuperar la embarcación Colón decidió aprovechar sus restos para construir el que fue primer asentamiento español en tierras americanas al cual llamó: “Fuerte Navidad”.

Alli, Colón hizo gran amistad con el rey de aquellas tierras… “En tanto grado que se preciaba de llamarme y tenerme por hermano. Y aunque la voluntad cambiase a ofender a esta gente, ni él ni los suyos no saben lo que son las armas, andan desnudos como ya he dicho y son los más temerosos que hay en el mundo. Así que solamente la gente que allá quedó puede destruir aquella tierra. Es isla sin peligro de sus personas, sabiéndose regir. En todas estas islas me parece que todos los hombres están contentos con una mujer, y a su mayoral o rey dan hasta veinte. Las mujeres me parece que trabajan más que los hombres. No he podido entender si tienen bienes propios, pues me pareció ver que aquello que uno tenía todos lo compartían, en especial las cosas comederas. En estas islas no he encontrado hombres monstruo como muchos pensaban, más bien toda la gente es de muy lindo aspecto.”

Y así, quedaria allí un destacamento con 39 hombres encargados de avanzar en la exploración de la zona y de conseguir oro. Colón decide entonces volver a España para contarle a los Reyes Católicos del éxito de su viaje y estos le animan a hacer una segunda expedición. Este nuevo viaje se produciria un año más tarde.

Cuando el 27 de noviembre de 1493 la segunda expedición de Colón llegó frente al lugar donde habían emplazado el fuerte de Navidad, desde el mar no observaron signo alguno del destacamento, incluso vieron dos cuerpos flotando en el agua en tan avanzado estado de descomposición que no pudieron saber si eran cristianos o nativos. Más tarde encontraron otros dos cadáveres, uno de ellos con barba y por tanto español.

Ya en tierra comprobaron que el fuerte estaba destruido y que de los marineros del destacamento no quedaba rastro salvo algunos muertos. Colón acudió al cacique local, ansioso por saber qué había ocurrido. Este le contó que Canoabo, otro de los caciques caníbales de la isla, celoso del poder de los españoles, observó pacientemente cómo el destacamento español se dividió por diferencias entre ellos provocadas por el oro y las mujeres.

Así, cuando algunos decidieron abandonar el fuerte e internarse en la isla, aprovechó para acecharlos y fueron fácilmente cazados por los guerreros de Caonabo que después se dirigieron al fuerte para terminar con los restantes marineros de la guarnición. Canoabo alcanzó su objetivo, a pesar del apoyo que el cacique local prestó a los españoles. Su poblado también fue arrasado en represalia, como pudo comprobar Colón al visitarlo, disipando así las pocas dudas que pudiese tener sobre la lealtad del cacique. Colón tras éste duro golpe decide marcharse, por el temor a nuevos ataques de unos indígenas, los cuales no se sabía cuantos eran ni de que armas disponían. A pesar de que no duró ni un año, este sitio pasará a la historia por ser el primer asentamiento español en el continente americano.-